sábado, 15 de diciembre de 2012

La empresa municipal de aguas trata de cobrar deudas ajenas a los vecinos de Málaga



 
La pobreza molesta. Nos recuerda que vivimos en un mundo injusto, y eso repugna a cualquier conciencia. Solución: Ojos que no ven, corazón que no siente... pero nuestros semejantes siguen pasando hambre.

El libre acceso del agua, es uno de los Derechos Humanos amparados por Naciones Unidas, y que los gobiernos de las denominadas democracias deberían garantizar. Tristemente, no es así.

En Málaga la empresa municipal de Aguas, EMASA, presidida por el alcalde, don Francisco de la Torre, debe proveer de este servicio básico a todos los malagueños. Así en su informe de “Responsabilidad Social Corporativa” EMASA dispone que:

Buscamos el acercamiento con nuestro entorno más inmediato y para ello, queremos hacer llegar a nuestra comunidad que desde EMASA pretendemos ser accesibles y acercarnos y apoyar socialmente a todos los malagueños en aras del bienestar y el desarrollo social (…) EMASA, a través de sus Buenas Prácticas Sectoriales, más concretamente la BPS de Responsabilidad Social Corporativa,
ha consolidado su política social. La oportunidad de acercarnos a nuestro entorno más cercano orienta el enfoque, control y disposición de recursos a ser responsables con la sociedad en general

Veamos el compromiso social que tienen: En el barrio de la Palma-Palmilla es muy normal comprar las viviendas sin acudir al notario, y por tanto sin cambiar la titularidad del inmueble, ni de los servicios ( agua, luz, recogida de basuras, IBI etc.) Los servicios sociales deberían ayudar a todos los vecinos para facilitar estos tramites, en beneficio de la comunidad, puesto que todo el mundo debe pagar lo que le corresponde. Ni mas, ni menos.

Sorprende sobremanera ver a EMASA, acudiendo a todas las casas de los vecinos de La Palmilla, y obligando a firmar ( a vecinos que no saben leer ni escribir) reconocimientos de la deuda generada desde el ultimo titular del agua, hasta la actualidad. De esta forma, en algunos casos exigen mas de 60,000 €uros a vecinos por el suministro del agua desde el año 1970, cuando el vecino lleva apenas 1 año viviendo en el inmueble. Al firmar el reconocimiento de deuda se comprometen, si saberlo, a pagar los consumos que ellos no han generado, lo que provoca que no puedan pagar, y que les corten el agua.

Tristemente, el drama no acaba aquí, puesto que cuando “empalman“ la llave del agua para poder beber y ducharse, les ponen una querella criminal por “defraudación en el consumo de suministros” imponiendo multas de 3 a 12 meses, además del pago de la totalidad de la deuda, aunque ellos no tengan nada que ver.

Este es un caso de criminalizacion de la pobreza ( nunca debería ser delito proveerse de agua para beber, máxime cuando el corte se ha producido al intentar la empresa concesionaria el cobro de una deuda ajena, de forma maliciosa y mediante el enganyo), y constituye el ejemplo de deuda ilegitima de libro.

El resultado es que se condena a la exclusión social perpetua a quienes han cometido el unico delito, de vivir en un barrio pobre. Enhorabuena a la “enorme” labor social de EMASA. Y de paso, que se busquen abogado.

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